La conocí hace algunos años como
La china, una mujer de barrio, de negocios y llena de expresiones populares.
Vendedora de excursiones en Cubalandia, una isla marcada por su geografía, su
bipolaridad monetaria, su gente. Ahora transformada en mulo que carga …comidas para atenuar el hambre, …toallas o
ventiladores para un hospital donde tenemos internado algún ser querido, …televisores
o muebles que necesitan remiendo, …pozuelos y bolsas de plástico por lo que
pueda aparecer para armar la cena familiar; que carga además con la ruina de la
casa, de la ciudad, del país (1).
Mariela Brito es una artista
de las tablas. Una mujer que se mimetiza en cada uno de sus personajes para
entregarnos lo más puro de ellos. Solo basta su presencia sobre la escena donde
ni la música, ni el diseño escenográfico son imprescindibles cuando se trata de
su histrionismo actoral.
Merecedora, en 2011, de un Caricato en
la categoría de mejor actuación femenina por su personaje de Yara (la china) en
Cubalandia, el mejor lauro para la
actriz es la satisfacción o el aplauso de un público que, aun cuando desconozca
la génesis del arte teatral, será capaz de apreciar sus dotes para
desarrollarse en escena.
Cargar, recoger y arrastrar
son movimientos recurrentes en su última puesta Rapsodia para el mulo. La obra performática en la que Brito encarna
al cuadrúpedo, símbolo de los avatares cotidianos de la gente de este pueblo,
le sirven para reafirmarse doblemente. Unos pocos atrezos, una escenografía
desprovista de elementos distractores y la ausencia de un lenguaje verbal, la
convierten en su única y más importante protagonista. De ello habla cada parte
de su cuerpo, herramienta que deviene elemento de comunicación con el
espectador.
Sin embargo, el trabajo de esa
cubana comienza mucho antes. No solo en los ensayos, sino también durante las
horas que dedica a preparar psíquica y físicamente su cuerpo. He sido partícipe
como caminante que asiduamente transita por la sede de la compañía El ciervo encantado y la encuentra en el portal, ingeniando quizás, cada detalle que atrapará
luego a sus seguidores.
Apreciar su trabajo se
convierte entonces en una motivación mayor que me obliga a cambiar mi simple
rol de público y devenir en admirador de su obra. No es solo el teatro que nos
invita a la reflexión y cuestionamiento de nuestra realidad, detrás del que también
está la impronta de otra mujer: Nelda Castillo. Es también el desempeño actoral de Mariela capaz
de salvar cualquier guión, personaje u obra. Rapsodias háganse para esa
singular actriz y los versos o las notas serán insuficientes.
(1) Tomado de las notas al programa